LOS TRILOBITES: ENIGMAS DE COMPLEJIDAD

Dr. Arthur Chadwick

Southwestern Adventist University

Keene, Texas, USA

 

RESUMEN

 

La meta de este estudio es explorar el impacto que han tenido los descubrimientos de la biología molecular en nuestro conocimiento acerca de la historia de la vida en la tierra. Más específicamente, el autor explora aquí el impacto de esos descubrimientos con respecto a las primeras formas de vida de las cuales tenemos un registro consistente, los trilobites. De esta manera, trata de reconstruir la biología molecular de los trilobites para así argumentar a favor de la existencia en las primeras formas de vida en la tierra de todas las grandes innovaciones presentes en las formas vivientes actuales. Finalmente, trata de evaluar elpapel que la evolución ha tenido en el desarrollo de la vida en la tierra.

 

INTRODUCCION                                

Se puede entender perfectamente que Darwin y los primeros protagonistas de la evolución naturalista subestimaran las dificultades implicadas en la evolución de las formas complejas cuando virtualmente nada se conocía acerca de ellas. Este fue el caso cuando Darwin comenzó primero formalizando su versión de una teoría para la evolución espontánea e indirecta de las formas vivientes en la primera parte del siglo XIX. En el siglo subsiguiente la teoría permaneció intacta. Sin embargo, durante los últimos 20 años, las herramientas de la sistemática molecular moderna, junto con los avances de nuestro entendimiento de los procesos moleculares y celulares en un amplio espectro de organismos, han cambiado el cuadro. Ahora es posible hacer comparaciones detalladas de las estructuras moleculares de una gran variedad de organismos y construir cadenas filogenéticas entre éstos basados en esas comparaciones. Con tan poderosas herramientas disponibles, no se necesita adivinar qué clase de procesos estuvieron operativos en los organismos que no están más disponibles para el estudio. Hoy día, una gran parte de la arquitectura molecular de tales organismos puede ser reconstruida mediante datos que son fácilmente obtenibles. Las conclusiones de tal trabajo son más bien sorprendentes y abarcan el tema de esta presentación.

 

Los trilobites son miembros extintos del fílum Arthropoda, al cual pertenecen en la actualidad los insectos modernos. Estas criaturas dejaron un registro fósil extenso y detallado en las rocas comenzando en el Cámbrico más primitivo y finalizando en el Pérmico. Los trilobites tenían exquisitas, poseían complejos cuerpos segmentados, sistema nervioso cefalizado, con apéndices articulados y pleódopos, antenas y ojos compuestos. Debido a que los trilobites están extintos, conocemos muy poco acerca de su estilo de vida, a excepción de lo que podemos deducir de la asociación con otros formas que tienen representantes vivientes y que están asociados a los trilobites de una manera u otra, y de reconstrucciones cuidadosas del paleoambiente en el cual fueron depositados estos fósiles. Sin embargo, la teoría de evolución nos ha provisto de un mecanismo para la reconstrucción de detalles inimaginables de la naturaleza fisiológica y molecular de esta primera forma metazoaria ampliamente distribuida. Esta reconstrucción es de tremenda importancia al proveernos un cuadro de la riqueza y complejidad de estas primitivas criaturas metazoarias. También contribuirá substancialmente a nuestro conocimiento del proceso que habría tenido que preceder

a la aparición de estas asombrosas criaturas, que en casi todos los lugares marcan el límite entre las rocas desprovistas de vida metazoaria, y aquellas rocas que poseen abundante evidencia de este tipo de vida. Sin embargo, antes de comenzar a explorar la naturaleza de los trilobites pondremos algún fundamento esencial para las premisas que utilizaremos en nuestra reconstrucción.

 

EL ORIGEN DE LAS CELULAS

 

Todos los organismos vivientes, incluyendo los trilobites, están compuestos de células. La teoría de evolución propone que estas células surgieron en el pasado distante de uno o más sistemas vivientes simples, derivados mediante procesos naturales de los materiales presentes en la tierra prebiótica. Estas protocélulas primitivas llegaron a establecerse y a través de vastos períodos de tiempo desarrollaron sistemas complejos capaces de replicar eficientemente los componentes necesarios para la vida. Durante este tiempo fueron formados los detalles del código genético, fueron perfeccionados los sistemas de enzimas necesarios para la duplicación del ADN, fueron desarrollados los enzimas requeridos para producir los ARN mensajeros funcionales, y fue establecido el aparato para producir las  proteínas de la información contenida en el ARN mensajero. Sea que este sistema se haya desarrollado primero, o que un sistema mucho más simple involucrando solamente moléculas complejas de ARN capaces de autoreplicarse y de actividad catalítica lo haya presidido, hoy día es una área de especulación continua. Esta última sugerencia apareció primeramente para ofrecer una vía de escape al dilema originado por la necesidad de la aparición simultánea de las proteínas y del ADN  para codificar esas mismas proteínas. Sin embargo, existe muy poca evidencia hoy en día del papel ampliamente significativo de estas moléculas catalíticas ARN o “ribosomas" en las células modernas, y el problema del cambio de un sistema de ribosomas a uno de proteínas gobernado por el ADN permanece como un enigma. A pesar de que el origen de la vida no es el tema de este estudio, es necesario hacer notar que este escenario, o cualquier otro, pertenece al reino de la ciencia ficción debido a que requiere el origen espontáneo de una célula viviente. En todo caso, es claro que antes del Cámbrico Inferior, los detalles de la célula eucariótica moderna, de las cuales los trilobites estaban formados, ya estaban completamente perfeccionados, como veremos a continuación.

 

REVELANDO EL PASADO

¿Qué podemos saber acerca de la biología molecular y celular así como de la fisiología de los trilobites? La premisa fundamental de esta presentación es que nosotros  podemos determinar con detalles precisos y elegantes los mecanismos que estuvieron funcionando en las células y tejidos de los trilobites. Esta premisa está basada en un pilar fundamental de la teoría evolucionista: que rasgos comunes compartidos entre organismos diferentes a nivel molecular o celular demandan un linaje evolutivo compartido. Esta suposición es ampliamente aceptada y fortalece enteramente el movimiento evolucionista, ya que es el fundamento de toda la taxonomía evolucionista moderna. Aunque algunas similitudes anatómicas son consideradas como ejemplos de evolución convergente (derivadas independientemente y no relacionadas genéticamente), tales como el vuelo en los insectos, reptiles, pájaros y mamíferos, tales casos son fácilmente identificables, y las similitudes que existen a nivel celular y molecular son generalmente consideradas como indicativas de un linaje común. De esta manera, los rasgos moleculares compartidos por el guisante o alverja de y el hombre requieren haber tenido en un pasado distante, un antepasado que poseía esos rasgos comunes (según el árbol filogenético de Wray et al.). Cualquier otra conclusión requeriría de eventos enormemente improbables para haberse duplicado repetidamente con extrema precisión, falseando la presuposición fundamental de la sistemática molecular y llevando la credibilidad más allá de los límites. Por consiguiente, cualquier rasgo complejo compartido por los artrópodos actuales y el hombre, o los artrópodos y los guisantes o alverjas de jardín, debió haber estado presente en el antecesor común para ambas formas. Por lo tanto, la presencia de rasgos de biología celular y molecular común entre los artrópodos modernos y el hombre, u otros organismos actuales, requiere que estos rasgos fueran compartidos por el antepasado común de los artrópodos y el hombre. Así, en vista de que los trilobites fueron artrópodos, ellos también debieron haber tenido esos rasgos, y nosotros podemos atribuir con confianza estos rasgos complejos a ese metazoo primitivo.

 

 Será necesario incluir algún material de naturaleza técnica a fin de establecer el nivel de complejidad presente en las células. Esto es inevitable, debido a que se necesita un trasfondo completo para poder desarrollar de esta manera los puntos importantes. Estos detalles son bien conocidos por los biólogos moleculares, sin embargo, no se nesesita ser uno de ellos para poder entender los detalles de la complejidad a fin de entender la importancia de los argumentos. Voy a comenzar considerando ciertos procesos básicos compartidos por todas las células metazoarias. Después examinaremos algunos rasgos complejos de los organismos metazoarios, incluyendo los trilobites.

 

 

¿QUÉ ES NECESARIO PARA LA DIVISION CELULAR?

Cualquier célula, antes de dividirse en una manera que le permita mantener la integridad del sistema debe duplicar su contenido. El núcleo central de información, en la forma de ADN debe ser duplicado de manera que dos copias equivalentes estén presentes en la célula. Estas dos copias deben entonces ser separadas la una de la otra de modo que en un sólo conjunto venga a residir cada una de las células hijas. La célula debe también hacer copias de todas las otras moléculas que la mantienen comprimida para prevenir la disolución de los contenidos celulares en la división. Vamos a desviarnos de este tema tan profundo como lo es la  complejidad de las divisiones celulares, complejidad común a todos los organismos eucarióticos, y concentrar nuestra atención únicamente sobre unos pocos puntos sobresalientes. A medida que exploremos estas complejidades, tenga en mente que las células de los trilobites se dividieron, y el proceso involucrado en los trilobites puede ser claramente establecido a partir de cuatro premisas.

 

 

Transcripción: del ADN a ARNm

Antes del desarrollo de las herramientas y los recursos que se han producido en estos últimos veinte años, el proceso de transcripción era ya considerado como muy claro. La célula requería una nueva proteína, la ARN polimerasa (la enzima requerida para hacer una copia del ARN) localizaba el gen correcto y producía una copia en la forma del ARN mensajero (ARNm). Lo único que se necesitaba para el funcionamiento de nuestro trilobite era un patrón de ADN, un suministro de nucleótidos de ARN y una enzima. Sin embargo, un estudio cuidadoso del proceso de formación del mensajero en las células eucarióticas ha revelado niveles de complejidad inesperados. ¿Cómo sabe la célula qué genes son los ncesarios de entre los millones de ellos presentes en los organismos eucariotas? ¿Cómo localiza el gen correcto? ¿Cómo sabe con exactitud dónde ha de comenzar a copiar? Las respuestas a éstas y otras preguntas han venido del desciframiento                de un sistema llamado el Complejo Polimerasa del ARN.

 

Traducción: del ARNm a proteína

 

Una vez que tenemos el mensaje, podemos tratar de entender el siguiente paso: la traducción. Este es el proceso más formidable de todos. Las proteínas están hechas de varias combinaciones de veinte subunidades diferentes llamadas aminoácidos. Las proteínas celulares típicas tienen una longitud de 100 a más de 500 aminoácidos de longitud. La mayoría de las proteínas sirven como catalizadores en los procesos celulares y son muy específicas en los procesos que ellas controlan y en los substratos sobre las que interactúan.

 

Hasta aquí hemos mencionado la transcripción del ADN, un proceso en el cual el substrato y los reactivos pueden reconocerse el uno al otro a través de una asociación directa de base por pares. Ahora debemos habilitar una serie de combinaciones de tres bases de nucleótidos para representar 20 aminoácidos que

virtualmente no tienen afinidad química por los juegos de bases respectivos. De este modo se requiere de una molécula traductora o "adaptadora" que pueda reconocer al aminoácido, o alguna asociación del aminoácido en un extremo y al mismo tiempo pueda reconocer el código del triplete de las bases del ARN   mensajero en el extremo opuesto. Estas moléculas transportadoras, llamadas ARN transferentes (ARNt), contienen un juego de bases en un extremo que son complementarias al código del triplete para un aminoácido determinado, y otro sitio que reconoce una de las 20 o más enzimas específicas, llamadas amino acetill-ARNt sintetasas. Estas enzimas poseen un sitio que de una manera precisa identifica al ARNt correcto y otro sitio que reconoce al aminoácido correcto. Ahora el ARNt cargado puede ser utilizado por la célula para traducir el código del mensajero. Cuando es producido un ARNm con el código para una proteína que la célula necesita, se inicia la síntesis de esa proteína. Este proceso, en todos los organismos vivientes requiere la presencia de un ribosoma, un complejo de proteínas y el ARN ribosómico (ARNr) involucrado en la elaboración de las proteínas. Ningún mecanismo de carácter viable ha sido aún propuesto para fabricar proteínas específicas en ausencia de un ribosoma; sin embargo, los mismos ribosomas están compuestos por más de 50 proteínas específicas distintas, y varias moléculas de ARNr muy complejas. ¿Cómo podría entonces ser posible la elaboración de proteínas en ausencia de ribosomas? Esta no parece ser una alternativa. El único mecanismo conocido para la síntesis de proteínas en la célula es una fábrica, hecha ella misma de proteína. ¿Dónde pudo haberse originado ésta si no había un mecanismo para la síntesis de proteínas? Este es un dilema sin respuesta. El proceso involucrado en la duplicación del ADN, la formación del ARNm y la síntesis de proteínas, los procesos más fundamentales que cualquier célula debe realizar a fin de ser considerada viva, son extremadamente complejos, incluso al nivel en el que ahora los podemos comprender.

 

 

La formación de la proteína activa

De nuevo, hasta hace no mucho tiempo atrás, se asumía que la proteína una vez elaborada, era capaz de amoldarse a sí misma en una estructura activa, y comenzaba su papel funcional en la célula. Este modelo estaba apoyado por la evidencia de que algunas proteínas, después de ser desdobladas (desnaturalizadas), eran capaces de volverse a amoldar espontáneamente en la conformación activa. Sin embargo, habían también muchas proteínas incapaces de reestablecer su estructura nativa después de ser desnaturalizada. ¿Qué mecanismo les permitía a estas proteínas ser producidas en la célula en una forma funcional? La respuesta vino de manera inesperada. En todas las células, tanto procarióticas como eucarióticas, estaban presentes una clase de proteínas, cuyas funciones e incluso su existencia había sido pasada por alto por mucho tiempo. Estas proteínas llamadas chaperoninas, están constituidas por conjuntos de subunidades múltiples conteniendo anillos de subunidades apilados lado a lado. Estos elementos son los responsables de capturar las proteínas recién nacidas antes de que éstas tengan la oportunidad de adquirir una conformación estable, y con la ayuda de los ATP, les facilitan para que obtengan una estructura activa en un ambiente protegido. Una vez que las proteínas han sido cultivadas en su correcta estructura, son expulsadas a la matriz celular.

 

 

El cromosoma eucariótico

Las células eucarióticas presentes en todos los organismos con los que generalmente estamos más familiarizados, incluyendo a los seres humanos, contienen un vasto contenido de información en forma de largas moléculas de ADN (de menos de 1 cm a más de 15 cms). Cada célula somática en el cuerpo humano tiene una serie de 46 de estas moléculas. Todo el ADN de una sola célula humana podría extenderse aproximadamente hasta 2 metros si las moléculas del ADN de todos los 46 cromosomas fueran puestos en línea lado a lado. Este ADN es albergado en un núcleo con un diámetro de alrededor de 10 micrómetros. Por lo tanto, la longitud del ADN en el núcleo en una sola célula humana es 200,000 veces el radio del núcleo. Una ilustración equivalente sería el de tener unos 70 kilómetros de cordón metidos ¡en una caja de zapatos! ¿Cómo puede la célula empaquetar tal cantidad de ADN? Para poder dividirse debe duplicar completamente la longitud de cada cromosoma, produciendo casi cuatro metros de ADN. Después debe dividir ese ADN con exactitud entre las dos células hijas resultantes. Para acelerar este proceso el ADN es separado en cromosomas individuales, haciendo un promedio de 50 mm de ADN en cada ser humano. Pero aún así todavía es más grande que el núcleo por un factor de 5,000 o más. Por lo tanto, el ADN debe ser organizado de una manera muy precisa para permitir que la célula tenga acceso a los genes necesitados, y al mismo tiempo permitir al ADN su duplicación y división exacta para las células hijas durante la división celular. Este proceso es facilitado en el nivel más básico mediante la asociación del ADN con una clase de proteínas llamadas histonas. Estas proteínas que son muy precisas vienen en cinco formas diferentes, referidas como H1, H2a, H2b, H3 y H4. Las H2a, H2b, H3, y H4, con la ayuda de algunas proteínas asociadas, forman un octámero muy estable que contiene dos copias de cada molécula. Debido a que todas las histonas están cargadas positivamente para poder interactuar con las que poseen carga negativa

de ADN, el ensamblaje del octámero necesita la ayuda de varias proteínas especiales (que no son histonas) que proporcionen el andamiaje. Esta estructura nuclear de la histona ensamblada es tan fundamental para las células eucarióticas que es preservada a traves de todo el espectro de las células eucarióticas vivientes casi sin modificación. Por ejemplo, sólo tres cambios de aminoácidos distinguen a la histona H3 de una alverja de la de un humano o un trilobite y la histona H4 humana difiere al de la alverja sólamente en 2 aminoácidos. Una vuelta y media de la molécula de ADN (alrededor de 140 pares de bases) envuelven

luego a cada racimo de histonas para formar un nucleosoma. Los nucleosomas están asociados a estructuras más grandes ligándose a la histona H1. Estas estructuras, llamadas solenoides, consisten de un arreglo de seis nucleosomas ordenados en una hélice plana, acortando así toda la molécula. Estos solenoides helicoidales se enrollan a si mismas en un arreglo compuesto que está anclado a la columna vertebral del mismo cromosoma. La columna vertebral del crornosoma está compuesta de una clase de proteínas llamadas topoisomerasas con notables propiedades. Estas topoisomerasas (topo II) están conectadas a la molécula de ADN en lugares específicos. La enzima puede cortar una hilera de molécula ADN en el punto de ligamento, colgarse en los extremos cortados, mientras la hilera de ADN no cortada pasa a través de los extremos cortados, uniendo luego de nuevo los dos extremos cortados. La estructura resultante ha logrado lo inexplicable: condensar una molécula de ADN de 10 cm de longitud en una estructura 50,000 veces más pequeña. Sin embargo, la complejidad apenas ha empezado.

 

Cada célula humana tiene 46 de estas estructuras, las cuales deben ser duplicadas (a unas 92) y luego separadas correctamente de manera que cada célula hija reciba un juego completo de 46 cromosomas. Noventa y dos cuerpos separados se mueven a través del citoplasma en un viaje infalible hacia la célula hija correcta. Los cromosomas contienen un segmento especial de proteína llamado centrómero hermano. La unión de los microtúbulos al punto de ligamiento con el centrómero hermano en las cromátidas, ocurre cuando un microtúbulo, comprometido en una serie de impulsos, producidos por las elongaciones rápidas, hace contacto con un  centrómero hermano de una cromátida y se adhiere a ella. Si el microtúbulo falla al tratar de alcanzar el centrómero hermano, se condensa y se impele de nuevo en otra dirección hasta ligarse a un centrómero hermano. Una vez que una cantidad suficiente de microtúbulos, de los lados opuestos de la célula, se ha sujetado a los dos centrómeros hermanos de cada par de cromosomas, los microtúbulos comienzan a tirar en direcciones opuestas dando por resultado la alineación ecuatorial de los cromosomas. Las dos cromátidas se separan en el centrómero, y son llevadas a través del citoplasma a lados opuestos de la célula en división. El mecanismo de movimiento parece ser la contracción, expansión y  despolimerización de los microtúbulos que tiran de los cromosomas a través del citoplasma en la dirección correcta. Estos mecanismos están presentes en todas las células eucarióticas, y la participación de microtúbulos, y proteínas como la actina y la miosina en el proceso de la división celular ilustra la complejidad de una característica que debe ocurrir en todas las células eucarióticas, incluyendo aquéllas de los trilobites, los primeros metazoos del registro fósil. Debemos tener esto en mente a medida que exploramos otra característica de las células animales: la transmisión del impulso nervioso.

 

 

La sinapsis

La célula nerviosa o neurona tiene sobre su membrana un potencial eléctrico de cerca de 60 milivoltios negativos en la parte interior. Este potencial es establecido mediante una bomba especial de sodio/potasio que usa energía celular para bombear iones de sodio cargados positivamente fuera de la célula. El impulso  nervioso es iniciado y propagado mediante un influjo de iones de sodio dentro de la célula a través de canales de sodio proteínico en la célula. La propagación es resuelta por la apertura sucesiva del voltaje cerrado en los canales de sodio en la membrana a lo largo de la longitud del axón. Esta proteína atraviesa la membrana celular unas 24 veces. A fin de que la proteína sea producida en esta configuración, primero debe interactuar durante las primeras fases de la síntesis, con un cuerpo citoplásmico especial llamado la partícula de la señal de reconocimiento (PSR). Esta partícula reconoce alrededor de unos 50 o más aminoácidos de proteínas no citoplásmicas a medida que ellas van siendo producidas por el ribosoma y se unen a esta secuencia líder, referida como la "señal péptida". La PSR adosada se liga entonces a un receptor en el retículo endoplasmático, anclando el complejo de la proteína ribosómica/ARNm naciente a la membrana del retículo endoplasmático (RE). Entonces la proteína receptora alista un juego de proteínas poro en la membrana RE formando un canal a través del cual la proteína naciente atraviesa la membrana. Estas proteínas poro adhieren también el ribosoma a la superficie de la membrana, liberando a la PSR de la membrana receptora. El voltaje regula las proteínas del canal del ión, el sitio de la señal péptida, llamado sitio de "señal de anclaje”, el cual está un poco más lejos en la molécula, y contiene unas membranas solubles de aminoácidos. Estos aminoácidos penetran la membrana, y paran, anclando la proteína en el lugar. Esta es seguida por otra secuencia de aminoácidos llamada la secuencia de la "parada de transferencia de la membrana de anclaje". Estos aminoácidos penetran también la membrana y paran, formando una horquilla con dos pasajes de membrana. Esto es seguido por una señal sucesiva de lugares de anclaje alternando con lugares de parada de transferencia, hasta que se completan los 24 pasajes. De esta manera no solamente la mayoría de las proteínas contienen la información para sus atributos funcionales, sin que también deben estar codificadas con la información para adquirir su dominio activo.

 

Estas proteínas son verdaderamente asombrosas en su construcción, al pasar de un lado a otro de la membrana celular 24 veces, y formando un canal con una puerta operada por voltaje, con un mecanismo que impide que el flujo inverso. A medida que la despolarización del nervio es recibida por la proteína poro, éste se abre y los iones de sodio fluyen dentro del citoplasma, propagando el cambio de voltaje y activando la misma respuesta en los poros adyacentes. Una vez que la membrana se despolariza completamente, el segmento especial de bloqueo tapa el canal para prevenir mayor despolarización, hasta que el potencial de la membrana en reposo sea restablecido por la bomba de iones de sodio. Cuando un impulso nervioso alcanza el final del nervio, éste debe pasar la señal sobre un espacio hasta la siguiente célula nerviosa. La conexión entre estas células se llama sinapsis, y el espacio que separa las dos células se denomina fisura sináptica. En muchas células la transmisión es ajustada mediante la liberación de una sustancia neurotransmisora, a menudo la acetilcolina, la cual es una pequeña biomolécula. La acetilcolina es acumulada en las vesículas de membranas citoplásmicas, donde una proteína antiportadora de iones hidrógeno intercambia acetilcolina hecha en el citoplasma de la célula por iones de hidrógeno, bombeados hacia dentro de la vesícula a expensas de la energía de la hidrólisis del ATP. La vesícula es entonces transportada a través del citoplasma a lo largo de los microtúbulos del citosqueleto hacia la membrana de la superficie sináptica. Este proceso en sí mismo es sumamente asombroso porque las moléculas de tipo kinético simplemente caminan a lo largo de los elementos del citosqueleto del axón de una manera muy antropomórfica, acarreando las vesículas sinápticas junto con ellas.

 

En la membrana de la vesícula hay un gran número de proteínas singulares que no se encuentran en ningún otro lado fuera de la membrana celular. Dos de ellas son la sinaptobrevina y la sinaptotagmina. La sinaptobrevina se adhiere a un complejo de proteínas complejas llamadas NSF (Factor sensitivo N-etilmaleimida) y SNAPs (proteínas asociadas del NSF soluble). Este complejo a su vez se adhiere a la sintaxina--una proteína encontrada únicamente en la membrana del plasma en la región de la sinapsis anclando de esta manera la vesícula a la membrana. La sinaptotagmina, la otra proteína vesicular mencionada anteriormente, tiene dos lugares de adherencia para el Ca2+ en su lado citoplasmático. En la ausencia del Ca2+, la sinaptotagmina se adhiere al complejo de sinaptotagmina-sintaxina-NSF-SNAP, y previene la adherencia de la SNAP alpha, es decir la proteína de fusión. Cuando un impulso nervioso alcanza la región sináptica, los canales de calcio son abiertos, permitiendo que el Ca2+ entre al citoplasma. Cuando la sinaptotagmina se adhiere al calcio, entonces la SNAP alfa puede adherirse al complejo. Como resultado, la membrana de la vesícula se fusiona con la membrana de la célula mediante un mecanismo todavía no resuelto, la respuesta de la célula vecina.

 

También están involucradas en la selección y dispersión de las vesículas citoplásmaticas las proteínas RAB, las cuales son el sistema postal universal, de la célula. Por esta razón han sido llamadas el correo de entrega inmediata de la célula. Estas proteínas se encuentran pegadas como etiquetas de envío a todas las diferentes

vesículas en el citoplasma para especificar su destino final. Cuando las vesículas llegan finalmente a su destino, las etiquetas de envío son leídas y si la destinación es la especificada, se les permite a las vesículas fusionarse y compartir sus contenidos con el organelo receptor. Si la etiqueta específica algún otro destino, a la vesícula le es denegada el acceso a ese organelo.

 

Mientras tanto, las proteínas citoplasmáticas llamadas clatrinas identifican a la vesícula vaciada y la envuelven con una jaula hexamérica que preserva a la membrana y a todas las proteínas asociadas evitando que ellas se pierdan. La caja de clatrina permanece pegada hasta que la vesícula pueda ser reunida con su

huesped endosómico en el citoplasma para ser llenada nuevamente. Este proceso que solamente he podido describir en sus detalles más sencillos, es común a todos los animales con sistema nervioso central, desde el más simple invertebrado hasta el hombre. Debido a que este proceso representa un mecanismo muy complejo compartido por insectos y humanos, podemos decir con absoluta confianza que en los trilobites también funcionó así.

 

 

El desarrollo biológico de los trilobites

¿Qué podemos decir acerca de los complejos mecanismos mediante los cuales un solo óvulo en el ovario de una trilobite madre se convierte en una cría funcional? Bastante más de lo que usted pueda imaginar, gracias a los avances recientes en nuestra comprensión de la biología molecular del desarrollo. Aquí sólo podré darles detalles bosquejados de una manera breve. Para nuestro ejemplo mencionaremos a un insecto que pasa por el proceso de metamorfosis, la mosquita de la fruta, la Drosophila. Debido a que estos insectos son muy pequeños, sería irrazonable obtener la prole de un solo óvulo fertilizado. La estrategia usada por muchos insectos es la de poner un huevo, que a su vez "se incuba en un huevo más grande", conocido como oruga. La oruga es sencillamente una bolsa para la acumulación de material alimenticio en preparación para la producción de la forma adulta. Sin embargo, muy dentro y en lo más recóndito de cada oruga están las semillas embriónicas de un organismo adulto completo. Denominados "discos imaginales", estos tejidos especializados permanecen inactivos hasta la conversión en crisálida, en cuyo tiempo la oruga se disuelve y los discos imaginales se convierten en las diferentes partes del adulto. Este proceso en sí mismo es asombroso, pero la secuencia de los eventos que lo conducen hasta la formación de los discos imaginales proporciona una mirada sin precedentes al proceso de desarrollo que será de gran interés en nuestro estudio del trilobite.

 

Mientras el huevo se encuentra todavía en el ovario, se establecen gradientes de genes reguladores específicos dentro del huevo. Estos ARNm o proteínas se originan o bien del mismo núcleo del huevo o de las células accesorias maternas que rodean al huevo en el ovario. Subsecuente a la fertilización las series adicionales de genes son activadas, produciendo proteínas reguladoras adicionales en regiones específicas del huevo ya fertilizado. Esta distribución asimétrica de las proteínas reguladoras da como resultado que en cada célula haya una combinación única de reguladores. El balance de estos genes reguladores determina cuáles de los genes son activados y cuáles son reprimidos en cada una de las células y esta asimetría a su vez determina la cabeza, cola y la diferenciación a lo largo del eje corporal resultante.

 

Todo este sistema de desarrollo es fantásticamente complejo. Los estudios genéticos en la Drosophila han revelado una clase de genes de desarrollo que cuando sufren mutaciones no sólo producen un cambio, como el color de los ojos, sino que producían efectos masivos que son o bien letales, o resultan en cambios aberrantes en la forma en el cuerpo. Por ejemplo una sola mutación genética en uno de los genes reguladores resulta en que las patas crecen en el lugar donde se encuentran normalmente las antenas, o en la formación de un segmento corporal extra con un juego de alas extra. Vastas redes reguladoras enlazan cada uno de estos genes de desarrollo a otros cientos de otros genes. Los investigadores han encontrado para su sorpresa, que los genes que controlan el desarrollo de los vertebrados, incluyendo a los ratones y los hombres, son estructuralmente muy similares, y muy a menudo que los genes controlan partes análogas de los embriones de las moscas y del hombre. Y de esta manera, se puede decir que estas secuencias de genes de desarrollo, presentes en las moscas y en el hombre, también estuvieron presentes en los trilobites.

 

Otro estudio ha revelado la posición de estos genes en el cromosoma. Cuando las series mayores de los genes reguladores que determinan la polaridad del embrión de la Drosophila (genes HOM-C) fueron identificados y trazados, los investigadores descubrieron un hecho muy asombroso; un hecho que no esperaban y que no estaban preparados para entender. Los genes que controlaban el desarrollo del eje embrional desde la cabeza hasta la cola se encontraban colocados en el cromosoma en el mismo orden que las porciones anatómicas de los organismos (es decir colinearidad) cuyo desarrollo los investigadores estaban intentando controlar. Este hecho no era esperado por varias razones, siendo una de ellas la improbabilidad de que este arreglo ocurra en ausencia de un diseñador.

 

Algunos años atrás, Murry Eden, un matemático del Massachssets Institute of Technology (MIT), demostró la improbabilidad de obtener genes en un orden especificado en el cromosoma. Parece que no existe razón funcional para que éstos tengan que estar tan ordenados, aunque este cuadro podría cambiar. Sin embargo, éste no fue el descubrimiento más asombroso. Estudios subsiguientes en los vertebrados ―la mayoría hechos en ratas―, pero también en seres humanos, revelaron que tipos similares de proteínas reguladoras eran las responsables de la organización del cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, en los vertebrados, incluyendo al hombre. Y estos genes ―llamados genes Hox u homeóticos― eran muy similares a los genes equivalentes en la Drosophila, (en algunos genes homeóticos la similitud entre los de Drosophila y los de los seres humanos es de 98%) e incluso están colocados en el cromosoma en el mismo orden que en los cromosomas de la mosca de la fruta. Sin duda, estos genes debieron haber tenido un origen común. Y debieron también haber estado presentes en el trilobite, la forma metazoica más primitiva del Cámbrico. De esta manera estuvieron presentes no solamente todas las complejidades de la célula eucariótica en la       primera forma, sino también estuvieron en su lugar en estos organismos, toda la complejidad insondable del sistema de desarrollo, involucrando la interacción de miles de genes, que todas las formas cefalizadas parecen tener en común.

 

 

El ojo del trilobite

El ojo ha sido un objeto de admiración a través de la historia debido a sus críticas funciones. Seguramente la existencia de un ojo compuesto completamente funcional en los metazoarios más primitivos ha provocado de vez en cuando duda entre los evolucionistas acerca de los orígenes. En el caso de los trilobites, éstos no solamente fueron las formas más primitivas que aparecen equipadas con órganos visuales altamente organizados, sino que algunas de las propiedades recientemente descubiertas en el ojo del trilobite representan la "hazaña más grande de óptima funcionalidad de todos los tiempos." El ojo del trilobite, de lo que podemos obtener mediante el estudio de las formas fosilizadas, comparte muchas cosas en común con los ojos de los insectos que hoy día conocemos.

 

Algunos trilobites del Paleozoico Medio tienen un sistema óptico único desconocido en cualquier otra criatura. El físico nuclear ―Director del Fermilab en la Universidad de Chicago― Levi-Setti, y también aficionado a los trilobites declaró francamente y sin ninguna vergüenza:

 

    "Y un descubrimiento final ―el que la zona interfacial refractaria entre los dos elementos de la lente en el ojo de un trilobite fue diseñado (énfasis adicional) en concordancia con las construcciones ópticas desarrolladas por Decartes y Huygens a mediados del siglo diecisiete― se acerca de la ciencia ficción."7

 

Los ejes de los omatidios individuales estaban construidos de cristales individuales de calcita con el eje óptico del cristal coincidente con el eje óptico del elemento del ojo. Esto representa un problema inusual para el trilobite, debido a que una simple lente esférica gruesa de calcita no hubiera podido resolver la luz en una imagen. El elemento óptico del trilobite consiste en una 'lente compuesta constituida por dos lentes de índices refractarios diferentes unidos a lo largo de una superficie de Huygens. A fin de que un ojo como éste pueda enfocar la luz en los receptores, tuvo que haber tenido esta forma de lente. Los principios ópticos requeridos fueron elaborados primeramente por Huygens en el siglo XVII, pero la lente del trilobite funcionó perfectamente usando estos principios ópticos mucho antes de que este matemático holandés los descubriera. Los trilobites más primitivos carecieron de estas lentes tan sofisticadas, pero tuvieron ojos que fueron aparentemente más parecidos a los de los insectos que hoy conocemos. Pero no hay formas intermedias conocidas en el registro fósil. Cuando aparece la primera lente de Huyens, es                                                      completamente funcional.

 

El mecanismo regulador del desarrollo del ojo debe ser verdaderamente complejo. Unos 2500-5000 genes partcipan en el proceso de su desarrollo. Algunos de los detalles de desarrollo están siendo estudiados en la Drosophila debido a que algunos de los genes inductores de cambio son conocidos. La faceta individual, u omatidio de un ojo compuesto, como el de la drosophila, consiste en un racimo de ocho células, de las cuales siete se transformarán en receptores de luz. Una de estas células retinales, llamada R7, se descubrió que era la responsable de detectar luz UV. La ruta de desarrollo de la R7 ha sido materia de intensa investigación por un buen número de años. Dicho estudio ha revelado una cascada de interacciones que parecen tipificar a la mayoría de las rutas seguidas por mecanismos externos de activación en las células. La membrana de la célula R7 contiene una proteína especial: el Receptor Tirosina Kinasa (RTK). Esta proteína incluye un sitio de recepción extracelular, una porción transmembránica y otra porción enzimática extracelular. Cuando un activador externo se une al receptor (en este caso el activador es parte de la membrana de la célula número ocho), la molécula se une a otra RTK, para formar un dímero. Las dos moléculas entonces se unen en fosforilación recíproca de tres residuos de tirosina específicos, cada una sobre la otra molécula. Una vez fosforilada, la parte citosólica puede unirse a una proteína citoplasmática específica (GRB2) que reconoce a la RTK fosforilada. Cuando la GRB2 se une a la RTK, puede entonces unirse a una tercera proteína, llamada SOS. El complejo SOS causa que la proteína asociada con la membrana (RAS) pierda GPD, la cual es reemplazada por GTP. En esta condición la proteína RAS se une a una proteína llamada RAF, una kinasa treonina/serina. Una vez unida a la RAS activada, la RAF es capaz de unirse y fosforilarse y activar de esta manera otra kinasa tirosina/treonina, la MEK. La MEK a su vez activa una enzima citoplasmática, la kinasa MAP, fosforilando tirosina y residuos de treonina sobre esta enzima. La kinasa MAP está aparentemente involucrada en la fosforilación de las proteínas ligadoras del ADN y otras proteínas celulares claves que resultan cambio la dirección de la diferenciación celular, de modo que dicha célula se convierte ahora en una R7 normal. Lo que es especialmente importante de esta cascada, es que ocurre en todas los organismos eucarióticos multicelulares, y con pequeñas diferencias también en las eucarióticas unicelulares (como la levadura y los protozoos).

 

Recientemente como resultado de las manipulaciones de un gen clave (o maestro) de crecimiento, se han producido moscas sin ojos y se han producido moscas con ojos distribuidos en varias partes del cuerpo, incluyendo las alas, piernas y puntas de las antenas, como resultado de la activación de los genes en varias posiciones antinaturales. Un gen maestro similar ha sido encontrado en los vertebrados, los cuales tienen ojos completamente diferentes a los de los insectos. El gen en los humanos, ratones y otros organismos es casi idéntico al de la Drosophila. Cuando el gen apropiado del cromosoma de un ratón y presumiblemente también de un ser humano--fue insertado en una mosca, éste produjo ojos de mosca en todos los lugares del cuerpo de la mosca que eran activados. Los dos genes son tan suficientemente parecidos que el gen del mamífero puede causar la formación del ojo de un insecto. Nuestra línea de razonamiento nos lleva a la  conclusión de que el sistema de genes líderes en el desarrollo del ojo, estuvo presente funcionando en los primeros trilobites. Cada vez se descubren más vías de desarrollo que son " evolutivamente conservadas," lo cual es un eufemismo para "vergonzosamente similar" ― a través de un amplio espectro de organismos, la mayoría de los cuales habrían tenido que estar presentes en los trilobites. Por ejemplo, los genes responsables de la organización de la simetría ventral/dorsal de los seres humanos fueron descubiertos usando los genes de la Drosophila como pruebas moleculares. Los genes responsables por la organización del cerebro humano en la embriogénesis fueron descubiertos usando como los genes de Drosophila como sondeos. El ojo, el metencéfalo y la médula espinal, el crecimiento lineal de los axones, la diferenciación del tejido muscular esquelético y cardíaco, la respuesta fotoperiódica, la diferenciación de los tejidos relacionados con la selección de las células de muerte (apoptosis), la estructuración embriológica, la transmisión de señales entre las células y miles de otros ejemplos más de procesos " evolutivamente conservados" podrían haberse citado. Incluso la formación de las extremidades en las moscas de la fruta es dirigida por un gen (el Hedgehog), cuyo gen homólogo en los vertebrados (el Sonic Hedgehog) dirige la formación de extremidades en todos los vertebrados, incluyendo los seres humanos, los ratones, los pollitos e incluso los peces.  El mecanismo elaborado responsable precede claramente a cualquier organismo conocido que tuviera miembros. ¿De dónde vino toda esta información?

 

 

El problema de la complejidad de los primeros metazoOS

He presentado unos pocos ejemplos resumidos, tratando de ilustrar la complejidad de las células eucarióticas vivientes y los organismos. Estos fueron fueron sacados de cientos o miles de otros ejemplos que podrían haber sido utilizados de igual manera para establecer los siguientes puntos. Los animales complejos más antiguos de los cuales tenemos un buen registro fósil, los trilobites, aparecieron en el Cámbrico más remoto. El comienzo del Cámbrico es muchas veces definido como el momento cuando aparecieron los primeros trilobites en la columna geológica. Los trilobites son artrópodos, en la misma línea de los insectos modernos. Las células de los trilobites se dividieron de una manera similar a las de cualquier eucariótico moderno. Los mecanismos estaban todos en su lugar, y todos funcionando como lo hacen ahora. Los trilobites tuvieron sistemas nerviosos tan complejos como los de los insectos de hoy en día. Las sinapsis en el sistema nervioso de los trilobites funcionaron tan ciertamente como los hacen las sinapsis de los organismos modernos en la actualidad. Los ojos de los trilobites manifestaron toda la complejidad y el

desarrollo integral de las formas modernas. Las complejidades que acabo de describir, estuvieron todas presentes, y funcionando completamente en los primeros animales multicelulares de los cuales tenemos registro. ¿Dónde y cuándo ocurrió la evolución? Esta pregunta ha sido hábilmente esquivada por los  evolucionistas. Los sistemas que acabamos de describir no acontecieron por accidente. Fueron diseñados. Cada paso dado por un trilobite es una denuncia de las insuficiencias de la teoría de la evolución. Esto es el por qué, cuando los evolucionistas como Stephen Gould escriben libros acerca de las formas de vida más antigua, evitan cuidadosamente mencionar del problema de aparición repentina de las formas infinitamente complejas. Sus actitudes son, "está ahí, por lo tanto, la evolución debe ser capaz de hacerlo." La evolución es una caja negra, ¡Es magia! ¡Es evolución!

 

Hablando acerca de la escasez de evidencia fósil en el Precámbrico, Leonard Brand escribe:

 

“Una de sus mayores suposiciones [la de los biólogos evolucionistas] es la de que el reloj molecular es confiable... Cuando Levinton dio su conferencia [en las reuniones   de la Sociedad Geológica Americana (GSA), en Nueva Orleans] él indicó que el reloj molecular puede ser mejor comparado con el cuadrante de un reloj solar en la sombra, lo cual no es de mucho aliento para su método, pero él y sus colegas todavía creen que proporcionó suficiente información para verificar la teoría de la evolución rápida de la vida en base al Cambrico...

 

 Basados en la información obtenida de su reloj molecular, ellos concluyeron que la divergencia inicial de las formas metazoarias vivas ocurrieron alrededor de 1200 millones de años atrás (+/- 50 a 250 millones de años). El comienzo del Cámbrico es actualmente fechado alrededor de unos 543 millones de años atrás, de modo que sus conclusiones requieren quinientos millones de años de vida metazoaria antes del Cámbrico. Ellos también concluyeron que el comienzo de los filum metazoarios no fue una explosión, sino que fue algo que de alguna forma se extendió durante esos quinientos millones de años.

 

Un par de días después se discutieron estos trabajos en la sección de “Temas candentes” a la hora del mediodía. Cuatro científicos hicieron breves presentaciones  acerca de las nuevas ideas con respecto a la explosión del Cámbrico, siguiendo luego un período de preguntas y comentarios por parte de la audiencia. Muchas de las preguntas fueron acerca de los detalles técnicos del método de investigación, pero sobresalieron dos preguntas. Antes de tratar estas preguntas, es necesario explicar el trasfondo para establecer el escenario completo. La propuesta de que los animales metazoos complejos, antepasados de organismos tales como los moluscos, trilobites, vertebrados, erizos de mar, corales, y muchos otros, existieron unos quinientos millones de años antes del Cámbrico implica que los mismos estuvieron viviendo todo ese tiempo sin dejar registro fósil. Esto requiere que bastante antes del Cámbrico esos organismos existieron como formas de gusanos blandos o parecidas a larvas, con la estructura genética general de los grupos cámbricos pero sin la morfología esquelética.

 

Ahora las preguntas. La primera pregunta fue ¿por qué los rastros fósiles (huellas, tramos y madrigueras fósiles) son muy raros antes del inicio del Cámbrico, si estos

animales existieron por quinientos millones de años? Un experto, reconocido mundialmente en huellas fósiles, se levantó, presumiblemente para responder a esta

pregunta. Sin embargo, esta persona habló de otras cosas y esta pregunta tan importante nunca fue contestada. Al final de la discusión otro científico se puso de pie e hizo un comentario sobre la implicación de que todos los filum con esqueleto desarrollaron esqueletos casi al mismo tiempo en el Cámbrico. ¿Por qué todos estos tipos de animales--preguntó él--estuvieron viviendo por tanto tiempo y luego haciendo esqueletos todos al mismo tiempo? Luego dicha persona preguntó con cierto vigor: ¿por qué están evitando la pregunta verdadera?' Después de una pausa, uno de los miembros de la audiencia original contestó 'porque es verdaderamente difícil (una pregunta difícil)'. Después, continuó diciendo, que ellos esperaban que las respuestas vinieran como resultado de una investigación más profunda de la biología del desarrollo.

 

Estas preguntas no fueron hechas aparentemente por personas que dudaban de la teoría evolucionista, sino por científicos evolucionistas deseosos de formular preguntas difíciles que necesitan ser confrontadas a medida que ellos tratan de experimentar distintas hipótesis. La explosión cámbrica presenta uno de los mayores                                     desafíos para las teorías naturalistas que permanecen sin ser resueltas.”

 

Algunas citas recientes de un artículo de la revista Time sobre el origen de los metazoarios del Precámbrico son muy instructivas para ayudarnos a entender cuán cerca están algunos evolucionistas de llegar a la verdad. El artículo señalaba que todos los filum animal, exceptuando quizás a los briozoos, estuvieron presentes en el inicio del Cámbrico, y que todos aparecen en una pequeño intervalo de tiempo, ("de no más de diez millones de años"). Las citas son las siguientes:

 

Stephen Gould, paleontólogo de la Universidad Harward: "Rápido es ahora mucho más rápido de lo que nosotros pensábamos, y eso es extraordinariamente interesante"

 

Samuel A. Bowring, geólogo del MIT: "Ahora sabemos cuán veloz es rápido, y lo que me gusta preguntar a mis amigos biólogos es, ¿cuán rápido puede ocurrir la evolución antes de que empiecen a sentirse incómodos?"

 

Rudolph Raff, biólogo de la Universidad de Indiana: "Deben existir límites para el cambio. Después de todo, hemos tenido estas mismas estructuras de cuerpo durante quinientos millones de años."

 

G. M. Narbonne, paleontólogo de la Universidad Queens: "Lo que Darwin describió en el Origen de las especies fue la clase de evolución lenta de transfondo. Pero también parece existir una clase de evolución que no es darwiniana y que funciona en períodos extremadamente cortos de tiempo ―y ahí es donde está toda la acción."

 

 

Conclusiones

Hemos dado consideración muy cuidadosa a una pequeña muestra de los miles de ejemplos de las complejidades compartidas por formas modernas que podrían haber sido usadas. Hemos visto que partiendo de una consideración cuidadosa de las evidencias, la teoría evolucionista no explica el origen de los sistemas ricos en información que controlan el desarrollo embriológico de los organismos biológicos.

 

Hemos visto que los primeros fósiles metazoarios, abundantes y bien representados, los trilobites, fueron en cada detalle complejos más allá de la imaginación, con ojos compuestos, con pleópodos y branquias, con patas y antenas, y con formas complejas e incluso esculpidas delicadamente. Tuvieron sistemas nerviosos   y musculares completamente funcionales. Sus ojos se desarrollaron mediante procesos no solamente similares a los de los otros artrópodos, sino también al de los otros vertebrados, incluyendo al hombre. Los complejos sistemas de desarrollo de formas cefalizadas estaban ya presentes y funcionando. Miles de otras  complejidades de la biología molecular compartidas por formas actuales estuvieron operando. ¿De dónde vinieron estas complejidades? Alegar que vinieron de formas precámbricas que no fueron preservadas debido a que no poseían cuerpos duros es argumentar de nuevo con la ausencia de evidencia. La ausencia de evidencia en ciencia ha sido interpretada como la evidencia de la ausencia. No existe una secuencia evolutiva precámbrica porque no hubo una evolución precámbrica. La evolución como una explicación de la existencia de los sistemas vivientes complejos es un concepto religioso sostenido por todos aquellos que desean que el mundo no tenga un originador (o significado). Los trilobites y otras formas aparecen en el escenanario completamente formados, como organismos plenamentes competentes, y punto. No tengo que dar disculpas por escoger poner mi fe en la existencia de un Maestro Diseñador, una posición que es  consistente con la interpretación más clara de la evidencia disponible en el registro geológico, consistente con la lectura más clara de libro de Génesis, y una fe que es positiva, elevadora y llena de esperanza en el futuro.