LAS MEGABRECIAS: EVIDENCIA DE CATASTROFISMO

Arthur V. Chadwick, Ph. D.

Professor of Geology

Southwestern Adventist University

Muchos fenómenos geológicos del pasado parecen lo estar adecuadamente calculados de acuerdo con los procesos que en la actualidad están sucediendo en la superficie de la tierra. En algunos casos es difícil concebir algún mecanismo capaz de explicarlos. Entre estas áreas problemáticas en geologia, la explicación del origen, ransposición y aeposlclon ae megabrecias hace mucláo que la logrado un lugar prominente. Un creciente número de geólogos (los llamados "neocatastrofistas") han reconocido a necesidad de considerar fuerzas de enorme magnitud que ahora no están operando para explicar las observaciones del registro geológico. Uno de ellos, Derek Ager ha considerado las implicaciones catastróficas de las megabrecias en su ibro The Nature of the Stratigraphical Record (1). En este informe tomaremos una vista más abarcante de las megabrecias e intentaremos sacar el discernimiento provisto por ellas a fin de comprender el problema mayor de mtendimiento del pasado histórico de la tierra.

Las megabrecias son depósitos sedimentarios en los cuales aparecen como un elemento conspicuo de éstos, fragmentos de roca angulares que exceden al metro de diámetro. Un depósito tal puede incluir otros trozos menores un metro, los cuales pueden ser o no ser angulares. Esta definición, modificada por Cook et al. (2), es puramente descriptiva y por lo tanto incluye depósitos subaéreos (sobre tierra) y subacuáticos {debajo del agua) que poseen las características arriba mencionadas.

Los eventos subaéreos son por 10 general más localizados que los procesos similares ocurridos debajo del agua. Tanto el tamaño de los bloques transportados como las distancias recorridas están limitadas por la gran diferencia en densidad entre la roca y el aire. En contraste al registro más reciente, muy pocas megabrecias del pre-Pleistoceno pueden registrarse como estrictamente subaéreas.

Por lejos la mayoría de las megabrecias es considerada como teniendo un origen subacuátlco'-- Una roca equivalente a un metro cúbico de volumen puede pesar tres toneladas métricas, y la mayoría de los bloques de las megabrecias exceden a este tamaño. Consecuentemente, el transporte de las megabrecias al lugar de su deposición se toma en una consideración formidable. La flotación proporcionada por agua clara puede reducir el peso en 1/3 o más y puede del mismo modo disminuir significativamente la fricción. Tal como lo veremos, bajo condiciones apropiadas, la flotación y otros factores pueden ser modificados mediante cambios en el medio de transporte de modo que las rocas de dimensiones verdaderamente enormes puedan ser movidas.

Tres categorías de procesos deposicionales subacuáticos que dieron lugar a las megabrecias serán consideradas: corrientes turbulentas, deslizamiento de ripio y aludes, y hundimientos. Las dos últimas categorías no estan dlferenciadas claramente la una de la otra. En cada caso definiremos el proceso, describiendo su manera de operar, bosquejando la extensión de tales depósitos, y discutiendo su significancia.

LAS CORRIENTES TURBULENTAS.

Las corrientes turbulentas ocurren cuando sedimentos inconsolidados vuelven a ser suspendidos en el agua, formando de este modo un fluído de elevada densidad. El flujo de semejante suspensión introduce la turbulencia que evita que el material suspendido se estanque, y de esta manera perpetua la diferencia de densidad prolongando el movimiento de la corriente turbulenta. Semejante corriente puede fluir cuesta abajo, a nivel, e incluso cuesta arriba, si ella tiene el ímpetu suficiente. A medida que la velocidad disminuye en la región detrás del frente moviente, el material en suspensión es depositado, comenzado con las partículas más gruesas. El depósito resultante por lo general exhibe una graduación normal con granos mayores en la base y el material más fino encima de todo.

Las corrientes turbulentas de dimensiones fácilmente imaginables son capaces de mover enormes fragmentos. Kuenen (3) ha estimado que rocas con un peso de hasta 100 toneladas métricas pueden ser movidas en semejantes fiujos. El inicio de una corriente turbulenta probablemente ocurra en la forma más común como resultado de terremotos, sin embargo otros mecanismos son también involucrados (4,5, 6). Los sedimentos capaces de mantener la suspensión de fragmentos de rocas de toda dimensión generados en el disturbio original pueden ser transportados a grandes distancias a través de laderas minimas (3, 4, 7).

Ocasionalmente las turbulencias--los depósitos dejados por las corrientes turbulentas--contienen megabrecias. Se conocen fragmentos que exceden al metro de diámetro en algunos lechos en Nevada (8), Arabia (9), las Nuevas H ébridas (10), y en muchos otros lugares (7). Casshiap y Qidwal (11) informan de fragmentos que exceden los cuatro metros en una "diamictita" en la India. Los autores le asignan un origen glacial, sin embargo las corrientes turbulentas parecerían a lo menos ser una fuente. Rigby (12) informa de fragmentos de hasta cinco metros de diámetro en lechos de brecia interpretados como habiendo sido depositadas por corrientes turbulentas.

Puede haber poca duda de que las corrientes turbulentas capaces de transportar enormes fragmentos representan eventos catastróficos. Los terremotos pueden generar corrientes turbulentas de grandes dimensiones (5), pero es más difícil concebir un proceso simultáneo capaz de producir y transportar bloques breciados. En la siguiente sección veremos que estos problemas se tornan más complejos a medida que el tamaño de los fragmentos rocosos aumenta.

DESLIZAMIENTOS DE RIPIO.

Ripio deslizado es un término utilizado por Cook et al. (2) para describir depósitos de megabrecia consistentes en fragmentos muy grandes que han sido transportados por un proceso de flujo masivo, generalmente a una distancia considerable. Los deslizamientos de ripio, al igual que las corrientes turbulentas, no requieren de una ladera empinada para su movimiento, sin embargo a diferencia de las corrientes turbulentas, el flujo del ripio es menos fluído y fluye más lentamente. Allí parece no haber límite alguno para el tamaño de los bloques que pueden se movidos. Los bloque son por lo general forasteros (es decir bloques derivados de una fuente diferente del de la matriz) y son generalmente sostenidos en una matriz de lodo o arcilla.

Por ejemplo, en el Perú bloques forasteros de hasta 5000 toneladas métricas (de 10-15 metros de diámetro) ocurren en los estratos del Eoceno lejos del sitio de su origen (13). En Texas, lajas de roca forastera de más de 30 metros de largo son encontradas en el lodo pétreo del Paleozoico, al parecer derivados de una fuente sita a muchos kilómetros de distancia (14, 15, 16). En las montañas Klamath de California, aparecen lajas de más de 100 metros de largo, a por lo menos cinco kilómetros de su área de origen (17). Los bloques forasteros en los estratos del Pensilvánico de Oklahoma oriental exceden los 100 metros de largo (18, 19, 20). Entre estos fragmentos hay bloques gigantescos de lutita de una longitud similar y posiblemente de unos veinte metros o más de espesor (21). Estas rocas han sido transportadas a más de 30 kilómetros. En los estratos de Terciario temprano de Venezuela, bloques "forasteros" de rocas del Mesozoico midiendo más de cien metros de largo por 30 de ancho y que deben de haber sido movidas por lo menos unos 40 kilómetros de su área de origen, ocurren en un depósito submarino. Una laja de piedra caliza del Cretáceo en estos estratos mide más de un kilómetro de largo y más de cien metros de ancho (22). Newel (23) informa de bloques forasteros de piedra caliza de más de cien metros de largo y tal vez veinte metros de espesor en México. Las rocas ordovicianas en Newfoundland contienen bloques forasteros de varios metros de largo (24). En los depósitos del Mioceno en la isla de Timor, hay bloques forasteros de sedimentos del Paleozoico y Mesozoico de más de 800 metros de diámetro, de los cuales se inforrna que fueron transportados a decenas de kilómetros de su area de fuente propuesta (25). Rigby (12) cita ejemplos de bloques de 300 metros de largo y muchos otros inmensos bloques que han sido transportados varios kilómetros a través de laderas muy inclinadas, se conocen en los estratos del Terciario de Suiza, bloques forasteros y "acantilados" de hasta 500 metros de largo algunos de los cuales están volcados. Un traslado de decenas de kilómetros ha sido propuesto para estos bloques (26). Mountjoy et al. (27) informa otros ejemplos numerosos incluyendo bloques con dimensiones que superan al kilómetro y que fueron movidos por decenas de kilómetros.Se podrían añadir otros ejemplos, pero tal vez uno más será suficiente. Wfilson (9)informa de bloques forasteros de la arenisca del Jurasico en las radiolaritas cretáceas en Arabia. El área mayor que cubre semejante bloque es de 1600 kilómetros cuadrados y posee 100 metros de espesor. Para éste y otros bloques similarmente motañescos, ¡se ha propuesto que han sido movidos a una distancia de decenas de kilómetros hasta su posición actual!

Se han hecho intentos de desarrollar una explicación no catastrófica para la presencia de bloques forasteros en las megabrecias. Algunas autoridades han propuesto transporte glacial. Otros han concluido que las rocas resbalaron a su posición actual desde tierras elevadas distantes (19). Tales intentos por lo general no han satisfecho a aquellos que han investigado cuidadosamente las circunstancias. Por ejemplo, los bloques "glaciales" están localizados en estratos que de otro modo representan un clima de temperatura cálida (19); las rocas que se presume se han deslizado hasta sus posiciones actuales no dan indicios de haberlo hecho así. Lo mucho que puedo aseverar es que no hay ejemplo registrado de un disturbio extremo tal que haya podido levantar y transportar en su recorrido semejante roca moviéndola a través de una superficie inconsolidada. Todo lo contrario, el único estrato alterado ocurre inmediatamente debajo del bloque (12), indicando compactación debajo del bloque siguiendo su movimiento (fig. 2),. Siendo que se hubiera requerido un movimiento continuo y rápido para evitar el arraigo de los bloques durante el tránsito, éstos bloques deben haber sido transportados por algún mecanismo de flujo masivo. Tal como Mountjoy et al. (27) han enfatizado, ningún modelo contemporáneo para tal proceso existe. No solamente es difícil lograr un mecanismo de transporte semejante, sino que también es difícil imaginar que fuerzas operativas podrían haber producido bloques de este tamaño.

El proceso de generación y deposición de estas megabrecias representan catástrofes de dimensiones extraordinarias, según lo manifiestan tanto el tamaño de los bloque como el requerimiento del movimiento rápido a lo largo de hondonadas leves o terreno plano a través de muchos kilómetros. Wilson (9), considerando la magnitud del problema, ha llamado la atención a "mayores disturbios originados fuera delsistema planetario" que bien podrían haber afectado la rapidez de la rotación de la tierra y la rotación de la tierra alrededor del sol. Considerando todas las cosas, tal declaración podría estar no muy lejos de la verdad.

DESLIZAMIENTOS Y DEPÓSITOS HUNDIDOS.

Si una masa de sedimento es depositada en una superficie inclinada o es levantada irregularmente de modo que se forme un declive, el sedimento tenderá a moverse hacia abajo del declive. Esta tendencia es contrarrestada por la fricción interna que es mucho mayor en un sedimento compacto o cementado. Una vez que el movimiento se ha iniciado, sea por fuerzas internas o externas, el sedimento se moverá cuesta abajo más o menos como un cuerpo, formando un desliz o un depósito hundido. Sedimentos inconsolidados tenderé~ a formar plegamientos (28, 29, 30), pero cuando los Sedimentos difieren en competencia (resistencia al flujo o deslizamiento interno) los demás miembros competentes tenderán a fragmentarse y forman una megabrecia dentro de una matriz de miembros menos competentes.

Los depósitos de derrumbes de inmensas dimensiones asociadas con megabrecias se encuentran en muchas partes del mundo. Los estratos del Terciario de los Apeninos en Italia, contienen megabloques que son de muchos kilómetros cúbicos. Estos bloques en algunos casos han viajado hasta 100 kilómetros de su punto de origen. Una losa de caliza, referida como invertida, ¡cubre un firea de más de 200 kilómetros cuadrados (31, 32)! Próxima a Grecia hay sedimentos similares del Terciario tardío conteniendo bloques que van desde varios cientos de metros a varios kilómetros de longitud; de nuevo, muchos de ellos están invertidos. Se cree que estos sedimentos han viajado tal vez de 100 a 500 kilómetros desde su origen hasta el punto donde est~n depositados (33). Bien hacia el este en Turquía sedimentos del Cretáceo tardío contienen bloques que forman crestones en "forma de montaña" que presumiblemente fueron derivados desde muchos kilómetros desde el norte (24). En los Apalaches del oriente de los USA las masas montañosas movidas por "agitación gravitacional" se deslizaron hasta unos 80 kilómetros sobre una superficie muy leve o plana (35). Otros ejemplos numerosos de deslizamientos inducidos por la gravedad y hundimientos han sido informados por otros autores (36, 37).

Una interpretación catastrófica para estos depósitos depende en cierto modo del marco de tiempo en el cual ellos son moldeados. Si el movimiento de un bloque montañoso de más de 100 kilómetros ocurre en un promedio de un milímetro por año, difícilmente será considerado como un evento catastrófico. Si el bloque se mueve la misma distancia en asunto de horas o días, ello representa una catástrofe de dimensiones sísmicas. ¿Cuán rápido se mueven los deslizamientos? Los autores de la mayoría de los estudios o no confrontan de modo directo esta pregunta, o simplemente asumen promedios muy bajos de movimiento. El promedio con el cual un deslizamiento se mueve depende en cierto grado de la inclinación que posee la superficie donde descansa. Un número de autores ha citado una figura de cerca de 3° grados para el declive sobre el cual han viajado los depósitos deslizados (36, 38). Esta figura es escogida porque una ladera más baja probablemente no podría soportar el movimiento y un sesgo más inclinado requeriría que el área de origen sito a muchos kilómetros estuviera a varios kilómetros de altura. Mientras uno no esté en lo correcto acerca de la inclinación prevaleciente al tiempo del movimiento, es seguro sugerir que 3° es la figura mínima.

Varios informes de hundimientos recientes situados no lejos de la costa están al alcance para compararlos con los depósitos del Terciario. Uno de esos, el hundimiento de los Grand Banks de 1929, es histórico. En dos ejemplos los autores citan comparaciones favorables entre los des!izamientos recientes y aquellos de los estratos terciarios arriba mencionados (6, 38). En cada caso, los deslizamientos se movieron a lo largo de gradientes de aproximadamente 3° por varios kilómetros y el movimiento es, o bien conocido (5) o también inferido (6, 38) de que ha sido catastrófico. En tanto que no podemos estar seguros de que tal fue el caso con los ejemplos fósiles, bajo circunstancias similares es difícil concebir que dicho movimiento haya sido lento.

CONCLUSIONES

La presencia de varias clases de megabrecias en la columna geológica, mostrando en algunos casos el transpor- te de bloques pétreos inmensamente grandes, indica niveles de energla a una escala que sobrecoje nuestra imaginación. Su ocurrencia común en algunas localidades indica una actividad catastrófica muy significativa en el pasado, la cual no es satisfactoriamente explicable en términos de los procesos contemporáneos.

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